4 jul 2011

COMPARTIR a PIE de VIA

Siempre entendí que cuando uno se propone encarar un proyecto de escalada o una gran ascensión, hace falta elegir un compañero con quien compartamos la visión del juego, que esté acorde física y mentalmente para el objetivo planteado y por sobre todo, con quien uno se lleve bien. Todo esto es importante y la concreción del objetivo puede fallar si nuestro compañero no está a la altura de las circunstancias. Hasta acá todo bien y es lógico por la seguridad, por la concreción del logro y por estar en sintonía con mi par.

Ahora, otra cosa es lo que ocurre a pie de vía en un sector de escalada deportiva. Y no me refiero a la persona de nuestra confianza que nos da seguridad con el gri-gri o dispositivo de turno, sino a la falta de consideración a la hora de compartir algo tan simple como un mate, una charla o un sándwich. No puedo creer que quienes se tildan de anticaretas en la ciudad, lo son al pie de vía y no sean capaces de hablar con alguien por una cuestión tan simple como el grado que escala, la poca experiencia que tiene o la apariencia física.

Creo que la pasión por la escalada se presenta igual en alguien que escala 5 o que hace regularmente 8a. He conocido apasionados que no escalan alto pero que son lo mas fanáticos que se pueda creer y trasmiten toda esa pasión. Y he visto “semidioses” que trepan cualquier grado y que son las personas más repugnantes que hay. Que lástima me da…

No es que esté en desacuerdo con los grados, todo lo contrario. Los grados son necesarios y sirven para referenciar, como parámetros de rendimiento deportivo y como una medida. Pero hablar con alguien o no, sólo por el grado que escala me parece patético y me da lástima que algunos escaladores te hablen por un atributo numérico y no por otros valores más genuinos como la curiosidad, la gentileza, la pasión, el fanatismo, el disfrute por el aire libre o simplemente por el trabajo.

También veo a pie de vía la discriminación por la apariencia física. Si tenés un rollito de más, no te dirigen la palabra. Lo más curioso es que esto ultimo lo he visto más en varones que las dan de "las apariencias no me importan".

En el reciente viaje que hice por Europa, vi varias de estas cosas mezcladas. Observé a personas de más de 50 años y con 130 kg. de peso escalar a la perfección quintos con una técnica envidiable. Vi familias enteras compartiendo a pie de vía. Padres y madres escalando mientras sus hijos jugaban con las muñecas. Hijos desde los 5 años en adelante siendo asegurados por sus padres. Escaladores iniciados recibir consejos de los mas expertos y expertos recibiendo consejos de otros. Todos con respeto y compartiendo espacios a pie de vía.

Ni que hablar de los muros indoor. Allí cualquiera entiende porque funciona el alpinismo y la escalada en el viejo continente. Chicas y chicos, niños, niñas, adolescentes, jóvenes y ancianos escalando todo un abanico de grados. Petizos, altos, gordos y flacos trepando cada uno lo que podía. Y enumero los atributos por edad y por biotipos para hacer hincapié en que si se practica un deporte, este puede estar al alcance de casi todos. No hablo de alto rendimiento, me refiero a rendimiento medio y bajo. Algo muy simple.

Curiosamente, fue entre los conocidos y amigos argentinos en los que más observé esa falta de consideración hacia el prójimo que estoy criticando. Es decir, el hecho de ignorarte porque sos un novato o porque escalás menos y todas esas actitudes pordioseras. Si no haces 7a sos un sorete y si escalas 8a te chupan las medias y se tratan de relacionar con vos.

Y vamos que no critico que no les caiga bien una persona ni tampoco cuestiono que queden solo con su compañero porque ese día van a romper algún record o porque se van a meter a una ruta comprometida. Simplemente es la actitud de estar compartiendo a pie de vía a lo que me refiero, ya sea porque coincidan casualmente o porque se organizó una salida grupal. Tan simple como eso…

Que lástima… que lástima me da ver oportunistas parasitando a otros porque simplemente quieren sacar algún provecho en forma de medio de transporte, de vivienda o en forma de cena para no pagar la comida.

Siempre recuerdo con humor una ruta de Frey (Río Negro) que se llama “Jipi careta” y me pregunto porque hay tantos falsos hippies? Tipos que se las dan de desinteresados y no lo son. Tipos que se hacen los raros y de rara tienen la cabeza que no les funciona muy bien. Tipos que se creen más por escalar x grado. Tipos a los que si les preguntas algo de la ruta que acaban de encadenar, no contestan porque contestar eso sería de fanáticos y ellos se las dan de desinteresados. Tipos a los que les preguntas de sensaciones y no te contestan porque hablar de sensaciones es de ñoños. Hasta conozco alguna escaladora que es el colmo del parasitismo y que se puso de novia con un europeo para evitar gastar dinero. Bueno... también lo quería un poquito…

¿Dónde está la pasión, donde están los referentes que inspiran, donde está el humor, las charlas y las anécdotas motivadoras? ¿Y los auténticos de verdad con quienes hablar es sumamente enriquecedor? ¿A dónde están las tardes compartiendo a pie de vía?

Siempre he dicho que los escaladores y la gente que sube montañas son un muestrario de la sociedad en general. Hay de todo un poco y quien pretende creer que la montaña nos hace mejores o nos une, pues lamento decir que estas frases son clichés que se suelen utilizar y nada más. Que existan todavía montañistas y escaladores con buenos valores, pues claro que los hay. ¿Pero me pregunto si son una raza en extinción?