18 oct 2009

FLASHBACK I - Pico Colibri (5100 m) - Parque Aconcagua

Texto: Mijel Lotfi, Fotos: gentileza Cesar Quiroz

Desde hace varios años cada vez que descansaba en Plaza de Mulas, miraba con atención la pequeña cumbre que se encuentra a la derecha del Cerro Catedral. Corría enero de 2004 cuando entre expediciones me encontraba otra vez mirando ese pico característico. Me preguntaba si había sido ascendido alguna vez. Indagando encontré respuestas varias como, por ejemplo, “no lo había escalado nadie”, “se llama pico Brasil”, “bahh… ese cerro ya lo subieron y no vale la pena ascenderlo”. Con Laki en febrero del año 1999 después de subir el Cerro Catedral, seguimos por la cresta que comunica a éste con el pico que me interesaba. Nos quedamos a solo 20 metros de la cumbre sur del pináculo rocoso de la gran duda y bajamos porque las dificultades se pusieron serias. Fue una decisión acertada por lo peligroso de la situación.
Mis dudas aumentaron y hablando con Damian Benegas, averigüé que su hermano había hecho la travesía Catedral – Nido de Cóndores, pasando por las cumbres intermedias. Esto significaba que necesariamente había pasado por la cumbre de este interesante pico… ¿o no? ¿Quizás lo esquivó por debajo y por el oeste?
Damián Redmond, que ya trabajaba desde hacía un tiempo en el Parque Aconcagua, insistía en que ese era el pico Brasil y punto.
Empecé a sospechar que allí no había llegado nadie. El pico Brasil estaba a la derecha del Cerro Horcones y al cerro Horcones pude subir con Federico Indovina un día del verano de 2001. Ese día pude ver una posibilidad y una línea de acceso por la cara norte y filo noreste de esta llamativa cima.
Un callado y a simple vista vergonzoso Bernardo Oliver trabajaba como porteador en una empresa de servicios del Parque. Se movía fuerte cada vez que tenía que transportar cargas entre campamentos y poseía una gran dosis de motivación. Fue a él a quién invité y no dudó en decirme que sí. Además con el guía César Quiroz había hablado de intentar este pico y le interesó la idea. Disponía de unos días y así fue como partimos hacia lo desconocido el 22 de febrero. A las 8 de la mañana Plaza de Mulas vio juntarnos a los tres de madrugada en una tienda cocina con la idea de subir y regresar en el día. Mas tarde esa mañana nos encontrábamos al pie del pico y la primera dificultad hallada fue un resalte de hielo de 4 metros. Superados ellos, nos montamos sobre un filo lleno de torres de roca descompuesta y el acertijo para llegar arriba era descifrar el camino más fácil en este laberinto de rocas descompuestas. Caminando unos metros nos metimos de lleno en una especie de canal rocoso. Tres largos de escasa y precaria aseguración (V-), nos llevaron a un resalte de penitentes congelados. Otra vez crampones en mano, resalte superado y ahora un acarreo empinado nos llevó más arriba. Algunas nubes se juntaron esa mañana y se podía ver que, con el pasar de las horas, una precipitación se iba a presentar como para complicar un poco el descenso. Por suerte las dificultades finales fueron pocas y así fue como llegamos al bloque cumbrero. El mismo tenía una fisura de alrededor de 8 metros y Vº. Subimos un poco empotrando una herramienta y así fue como, a las 3 de la tarde estábamos sobre este magnífico pico. Turno de fotos de a uno por la pequeña superficie del lugar, testimonio y descenso rápido antes de la tormenta. Un pájaro voló entre nosotros cuando estábamos rapelando y de allí fue que, asociando ideas, bautizamos a esta cumbre como pico Colibrí. Obviamente no fue esta especie el ave que vimos, pero por el efecto de la altura y alguna historia, hicieron que el nombre quedara como tal. Ultimo rappel entre la nevada y después del fin de las dificultades, caminamos con celeridad hacia el campamento al cual llegamos ya en horas de la noche.

Es interesante que, en una zona como el Aconcagua, existan tantas cumbres en los alrededores y la mayoría de ellas con muy escasos o ningún ascenso. Ocurre lógicamente que las masas de turistas y montañistas se sientan atraídos por la inmensidad de una mole de casi 7.000 metros de altura, sin prestar atención a los cerros y rincones que existen alrededor. Viendo el lado positivo, pienso en la cantidad de aventuras que se esconden muy cerca de la tan transitada vía normal del cerro Aconcagua. Por suerte, todavía queda mucho por recorrer y explorar a tan solo unos metros del “centinela de piedra”. Y lo mejor es que, cual ecuación matemática, a medida que uno se aleja de los campamentos bases en direcciones contrarias a la normal del Aconcagua, la sensación de inseguridad se incrementa exponencialmente y la aventura comienza a cobrar sentido. Sí, todavía existe una gran dosis de incertidumbre en una zona tan visitada como el Parque Aconcagua. Solo hay que saberla encontrar con un poco de imaginación y creatividad; dos condimentos fundamentales a la hora de subir montañas.

Mijel escala entre las torres de roca descompuesta


Berni OLIVER en la cumbre


Ultimo rapel ya con tormenta
SUMARIO de actividad
Pico: Colibri (5.100 m aprox.), primer ascenso. Cara N y filo NNE.
AD+, desnivel 700 m
Integrantes: Berni Oliver, Cesar Quiroz y M. Lotfi
Fecha de Cumbre: 22 de febrero de 2004