2 abr 2011

Rescate en el Cerro Pirámide. La versión de Mariano

Texto Mariano Galvan

Paso a detallar mi versión de los hechos ocurridos en una de las caras del cerro Pirámide, donde Belen Pedernera y Tomas Godoy, se perdieron durante los días de enero de 2011.

El día 17 de febrero guardaparques se comunica conmigo, solicitando si puedo colaborar con la búsqueda de dos personas desaparecidas en la cara oeste del Aconcagua.

Después de haber tenido un día duro de trabajo porteando, me dispuse a preparar mi equipo personal de manera muy rápida, en menos de una hora y media que me notificaron, el helicóptero me pasó a buscar. Me zambullí literalmente hacia su interior, el cual me llevo a Horcones a eso de las 19 horas y me puse en contacto con gente de guardaparques que me explicaron un poco la situación: dos personas, luego de haber estado unos 6 días, en el cerro Pirámide, dos personas fueron avistadas y no se sabe en que estado se encuentran, si tienen alguna lesión, no se sabe nada ya que no pueden comunicarse con ellos. De inmediato les pedí que me pusieran en contacto con la Patrulla de Rescate de la Policía de Mendoza. Se sabia que las personas estaban allí desde hacia varios días, y se que las posibilidades de sobrevida después de tanto tiempo disminuyen rápidamente. No sabíamos con que equipo contaban, si estaban heridos o no, si estaban edemados, nada; no teníamos comunicación con ellos y eso era desesperante. Si tan solo hubiesen llevado un equipo de radio la historia habría sido diferente. Solamente los habíamos podido divisar desde el helicóptero, y uno de ellos nos hacia vivas señas con una prenda fluorescente. El lugar era de difícil acceso, habría que escalar en hielo y esquivar muchas piedras. Esta quebrada no es muy transitada, y poca gente ha escalado las montañas que en ella se encuentran.

Me comunico con Tony, de la Patrulla de Rescate y rápidamente diagramamos un plan de acción, allí también estaba el legendario Yuyo Tarditi, conocerlo fue un honor, nos aportó su experiencia y sus conocimientos de Aconcagua. Les pedí que si me podían dejar ese mismo día en la entrada de la Qª del Sargento Mas.

Y así fue, volé desde Plaza Argentina, a Horcones, de ahí a Plaza de Mulas y de ahí a la entrada a la Qª del Sargento Mas. Sin el helicóptero no se podría realizar tan titánica tarea.

En el inicio de la quebrada se encontraba Pachacho (oficial Altamirano), jefe de la patrulla, el cual me comunica que ya dos policías se encontraban en la base del Cº Pirámide y habían instalado un campamento avanzado. Así mismo me proveyó de material técnico, para poder realizar el rescate. Así que me empecé a cargar cuerdas, tornillos, clavos, jumar, poleas de rescate, etc. Ya empezaba a cargarse la mochila, además de la comida y agua para la gente perdida. Comencé mi marcha a las 10 de la noche y logre contactar al equipo de avanzada pasada la media noche. Estaban cansados ya que habían intentado llegar al col del Cº Pirámide, pero habían equivocado el camino y se habían tenido que volver. Me brindaron algo caliente y comida. Decidimos el plan a seguir y dormimos un par de horas mas como para recuperar energías, a las 4 de la mañana nos pusimos el equipo técnico, arneses, botas polainas, y emprendimos la marcha en una oscuridad total, y ansiosos por contactar a la gente.

Me llamaron para este rescate, ya que he estado un par de veces en esta quebrada, escalando la Pirámide y el Cº Mirador. Pero la oscuridad me confundió un par de veces, erramos unos canales de subida, pero finalmente, logramos encarar la subida hacia el col correctamente. En uno de los canales, una piedra, impacto en mi rodilla izquierda, el dolor me hizo ver luces entre tanta oscuridad. Era de madrugada y todavía me faltaba recorrer mucho camino, debí de hacer caso omiso al dolor y continuar, no nos podíamos dar el lujo de retroceder. Cuando salió el sol, el calor se hizo sentir, y las piedras a volar, eran repetidas las veces que debíamos de gritar “piedra!!!”, para alertar a nuestros compañeros. Este era una de las principales amenazas. Finalmente alcanzamos el col con el Cº Pirámide. Descendí primero para ver el cuadro con el que nos encontraríamos, y luego coordinar los refuerzos.

El cuadro fue más alentador de los que pensábamos, Belén me recibió con llantos de emoción al verme, mientras que Tomás sonreía, entre una mezcla de pensar si estaba alucinando del hambre y la sed que habían tenido que padecer luego de seis días en un ambiente muy hostil. Eran las dos de la tarde. Les brinde comida y agua. Habían estado bebiendo arcilla liquida, barro y otras delicias que corrían por la pequeña quebrada donde se encontraban, ya que no había nieve para derretir. Una vez hidratados y alimentados, les informe que equipo deberían cargar y cual dejar. Gentilmente accedieron y salimos a caminar lentamente hacia arriba, parando a seguir comiendo e hidratando. Atrás tuvimos que dejar abandonados como un campamento fantasma, carpa, aislante, termos, ollas, etc. Ya que eran cosas que no podíamos cargar, todos estábamos cansados y debíamos movernos con urgencia, el clima era bueno, pero nunca se sabe en Aconcagua cuando puede empeorar. Cuando llegamos al col, nos encontramos con la grata sorpresa de que mas gente estaba llegando a ayudarnos con el rescate, el policía Fredy y los guías Nacho Lucero y Mijel Lotfi. Juntos aunamos esfuerzos para fijar cuerdas de vuelta hacia la Qª del Sargento Mas y de esta manera realizar rapeles para salir lo mas rápido y seguro de ese lugar. Tuvimos que pasar por pendientes de 40° de hielo que si las destrepaban íbamos a perder mucho tiempo, y era riesgoso. Finalmente a las 9 de la noche, llegamos al campamento en la Qª del S. Mas, donde simplemente caí rendido del cansancio sobre unos pedazos de aislante, gentilmente mis amigos, me brindaron sus camperas para abrigarme, ya que no había llevado la mía, para poder moverme mas rápido. Luego de una reconfortante noche, Horacio Freschi “El Duro”, nos vino a buscar bien temprano, ahorrándonos un día de caminata. Nuevamente debemos agradecer a este extraordinario piloto. Finalmente me llevaron de nuevo hacia Plaza Argentina, donde debía seguir trabajando al día siguiente. Cansado pero contento de haber podido participar en un rescate, donde todo resultó tener un final feliz.

Moraleja, si van a escalar a un lugar técnico y por el que no circula mucha gente, además de un buen botiquín, cuenten con un equipo de comunicación, si no tienen uno propio lo pueden alquilar. Y créanme que les puede salvar la vida, o resolver una situación complicada en mucho menos tiempo.

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